El
agua
El agua está en
constante movimiento en la naturaleza. La lluvia y la corriente de los ríos son
muestras de este movimiento. El agua pasa continuamente de unos lugares a otros
del planeta: de la atmósfera cae a la tierra, a los ríos y los mares, y de todos
éstos, por evaporación, vuelve a la atmósfera. Este movimiento continuo del
agua de unos puntos a otros es lo que se denomina ciclo del agua.
En el ciclo del agua intervienen también los
seres vivos. Por ejemplo, los árboles mueven una gran cantidad de agua: la
absorben del suelo por sus raíces y pierden una parte de esta agua por sus
hojas. El aporte de agua a la atmósfera por parte de las plantas se denomina
evapotranspiración, y es un agente importante en el movimiento del agua entre
la biosfera, la atmósfera y la hidrosfera.
Aunque el agua circula
sin parar, hay zonas en las que abunda y otras en las que es escasa. Este hecho
está relacionado con el clima, que es diferente en distintas zonas de la
Tierra, a causa, entre otros factores, de las diferencia en la radiación solar
recibida, y al reparto de vientos y precipitaciones debido a la circulación
atmosférica.
Las zonas más húmedas del planeta son los
trópicos y el Ecuador. En estos lugares, la lluvia es muy abundante. En las
zonas templadas del norte de Europa, Asia y América también llueve lo
suficiente para que nunca falte agua. Las zonas más secas, en cambio, se
encuentran al norte y al sur de los trópicos, y en ellas están casi todos los
desiertos del mundo. En contra de lo que cabría pensar, el clima de los polos
también es bastante seco.
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