Aquí tenéis dos propuestas para esta unidad.
Propuesta 1.
Propuesta 2.
martes, 21 de abril de 2015
Comentario de texto de Manuel Vicent: Espejos
Resumen. Según Manuel Vicent, hay espejos buenos y malos. Los primeros, nos quieren, como el familiar espejo del cuarto de baño, o algún otro encontrado al azar en las calles: éstos nos devuelven una imagen aceptable de nosotros mismos, y eso nos da confianza. Los espejos malos, los de los probadores, por ejemplo, al reflejar el deterioro físico que el paso del tiempo produce en nuestra figura, destrozan nuestra estima.
Tema. En este artículo el autor reflexiona sobre los estragos que el paso del tiempo produce en nosotros, estragos de los que somos conscientes, sobre todo por la imagen que los demás nos devuelven de nosotros mismos.
Tipo de texto. El texto pertenece al periodismo de opinión. Podría tratarse de una columna, género caracterizado desde el punto de vista formal por la asiduidad, la extensión moderada y uniforme, circunstancia que facilita su lectura, la ubicación fija en una determinada página del periódico y por llevar la firma de su autor (en este caso, de Manuel Vicent, colaborador habitual del diario El País). Por otra parte, son rasgos inherentes a la columna la libertad en la elección del tema, que puede ser más o menos actual, la libertad en el planteamiento del mismo, siempre desde un punto de vista muy personal, y la libertad expresiva.
Características lingüísticas y estilísticas. El texto adopta la forma de una exposición deductiva, pues en la primera oración el columnista presenta la idea principal (los sentimientos de amor, odio o indiferencia que transmiten los espejos) y, a continuación, la desarrolla analizando la imagen que de nosotros mismos ofrecen esos objetos:
1 El espejo amigo del cuarto de baño atenúa el inexorable paso del tiempo al devolvernos mejorada nuestra imagen gracias a la acción de los cosméticos.
2 Los espejos de los escaparates nos devuelven nuestra figura, unas veces amable y otras, desolada.
3 Y, por último, los espejos de los probadores son auténticos enemigos, pues al contemplarnos en ellos constatamos que hemos envejecido.
El texto presenta unos rasgos distintivos (subjetividad y libertad expresiva) que responden a las exigencias del periodismo de opinión en su modalidad de columna o artículo de colaboración. Esas peculiaridades se manifiestan en los diferentes niveles del código lingüístico:
La subjetividad se refleja en una serie de marcas lingüísticas entre las que destaca la presencia del yo, unas veces explícito en la forma correspondiente del verbo, de pronombre personal y del determinante posesivo (entro, me afeito, enfrentas, tú eres, miras de reojo, ves) e incluso en la tercera (uno se vuelve a crear a sí mismo, su silueta aún es aceptable, ya camina como un viejo); en ocasiones, emplea la primera del plural con la intención de involucrar al lector (nos quieren, nos odian, tenemos, nuestro amigo íntimo). Otra muestra palpable del carácter sujetivo del discurso lo constituye la connotación, fenómeno por el que las palabras se revisten de nuevas significaciones afectivas (crueldad del tiempo, tripa, crímenes, calzoncillos).
La libertad expresiva se manifiesta, por un lado, en la confluencia de la lengua culta y coloquial. A la primera corresponden vocablos como residuos, percibes, yergue, jovial, innumerables, cubículos; en cambio, son propios del registro coloquial los términos tripa o viejo, así como el empleo de la 2.a persona para referirse a uno mismo (te enfrentas, tú eres, le miras de reojo y ves que su silueta...).
Es también característica del habla popular la imagen cómica de los que huyen de los probadores en calzoncillos al contemplar su imagen deteriorada en el espejo, o la de aquel que pasa delante de ellos con la tripa metida para camuflar el exceso de kilos. Pero, por otro lado, el columnista recurre de forma reiterada a procedimientos de la lengua literaria como el paralelismo y el asíndeton («unos nos quieren, otros nos odian, otros simplemente nos ignoran»), o el símil donde compara, degradándola y cosificándola, la figura humana como mercancía que acaba en una rebaja de grandes almacenes. Asimismo, la expresión metafórica «En este Olimpo cosmético» (muchas cremas y colonias tienen nombres de dioses) implícitamente encierra una ironía: es como, si al usar estos productos, se pudiera conseguir la eterna juventud o la inmortalidad propia de los dioses, cuando la triste realidad es que somos víctimas del paso inexorable del tiempo. No faltan tampoco las personificaciones («la crueldad del tiempo», «los espejos nos quieren», «lunas que no cesan de dar cuchilladas desde los cuatro ángulos»).
Conviene destacar que se trata de un texto representativo del periodismo de opinión, por la forma personalísima con que el autor aborda un tema universal como es la conciencia del inevitable paso del tiempo.
Valoración crítica de Cien años de Soledad
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
A. Aspectos externos a la obra
1. Localización. Cien años de soledad (1967) es la novela más famosa de su autor, el colombiano Gabriel García Márquez (premio Nobel 1982), quien recoge en ella personajes y ambientes ya utilizados en cuentos y novelas cortas anteriores, todos ellos en torno al universo imaginario de Macondo. Se considera el máximo exponente del realismo mágico, tendencia literaria que surgió en Hispanoamérica entre 1940 y 1950, consistente en combinar el realismo con elementos fantásticos o imaginarios propios de la realidad americana.
B. Aspectos propios de la obra
1. Argumento y estructura. El contenido de Cien años de soledad es complejo. Narra la historia de una saga familiar, los Buendía, fundadora de la aldea de Macondo, que acabará constituyéndose en un microcosmos de la historia del Caribe, de Iberoamérica e incluso, por extensión, de la Humanidad en general. Asistimos, pues, a la génesis y el apocalipsis de ese lugar (con claras referencias bíblicas), y a los avatares de sus habitantes, marcados por una serie de motivos argumentales: la soledad, el incesto, la guerra, las lluvias interminables, la llegada de la compañía bananera… Se mezclan, pues, elementos históricos y míticos o mágicos (alquimia, profecías, monstruos, la peste del insomnio) que podrían estructurarse en tres partes (la estructura externa se divide en veinte capítulos o secuencias sin numerar): la primera parte, con rasgos míticos, presenta la fundación y establecimiento de Macondo; la segunda, la larga etapa de las guerras civiles y el protagonismo del coronel Aureliano Buendía; y la tercera, la decadencia de Macondo a partir del establecimiento de la compañía bananera. En todo caso, el relato no sigue un orden lineal.
2. Personajes. Constituyen una galería rica y compleja. Destacan, como iniciadores de la saga, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, matrimonio y parientes lejanos. El coronel Aureliano Buendía, segundo de sus hijos, protagoniza las guerras civiles. También es importante el gitano Melquíades, mago y depositario finalmente de la historia de Macondo. El autor gusta de reiterar los mismos nombres, con ligeras variantes, en numerosos personajes, lo que realza la impresión de endogamia y refleja una costumbre del Caribe. Es significativo que los Aurelianos tengan hijos y prolonguen la estirpe, mientras que los José Arcadios, no: Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un sino trágico, se dice textualmente. Con frecuencia los personajes, especialmente los femeninos, muestran cualidades o características en grado extremo: la fortaleza de Úrsula, el sacrificio de Santa Sofía de la Piedad o la fuerza del segundo José Arcadio Buendía.
3. Espacio y tiempo. La cifra de cien años no es exacta: la referencia principal es el tiempo de vida de la matriarca, Úrsula Iguarán. En todo caso, como decíamos, el tiempo interno va desde los orígenes hasta el último Aureliano. El tiempo histórico o externo es más difícil de precisar: por ejemplo, las alusiones al «sabio catalán» exiliado en Macondo tras la guerra civil española parece fijar el final de la historia, como mínimo, hacia mediados del siglo xx, lo que situaría el comienzo de la acción hacia mediados del xix. En todo caso, lo importante es que algunos hechos narrados en la novela son representativos de acontecimientos históricos y sociales que han afectado a Latinoamérica, como las guerras civiles y la colonización económica norteamericana, vista negativamente a través del coronel Aureliano Buendía.
En cuanto al espacio, no se nombra ningún país concreto. Macondo, aldea imaginaria pero inspirada en el pueblo natal de García Márquez, es el epicentro absoluto de la acción. En un principio es un lugar virginal, incontaminado por la civilización. En ese ámbito rural, no cabe hablar de clases sociales hasta que llega la compañía bananera y el pueblo entra en una dinámica más moderna: sindicatos, huelgas, represiones…
4. Punto de vista narrativo. En principio la novela parece narrada por un narrador externo omnisciente que, al conocer todo lo que afecta a sus personajes, se mueve como quiere a través de su material narrativo. Al final, sin embargo, sabremos que es Melquíades quien ha recogido el relato en sus pergaminos, por lo que tenemos que hablar de un narrador interno-personaje (no protagonista), lo que refuerza la ilusión de verosimilitud y contribuye a la confusión entre realidad y fantasía que caracteriza a toda la novela.
5. Lenguaje. Aunque, lógicamente, predomina la narración (como «cuento de cuentos» se ha definido esta novela), no faltan los pasajes descriptivos. El diálogo es escaso, tal vez para salvaguardar la primacía del narrador sobre su material narrativo. El lenguaje presenta abundante adjetivación y una marcada presencia de la función poética. Es particularmente frecuente el uso de recursos de intensificación como la hipérbole, por la tendencia general a la desmesura propia del realismo mágico, que da lugar también a una cierta presencia de un humor cómplice con el lector a la manera cervantina. La sintaxis tiende a la complejidad y el léxico es rico y variado.
6. Conclusión valorativa. Cien años de soledad es una obra muy compleja y ambiciosa. Por su contenido, la historia de los Buendía y de Macondo le sirve al autor para ofrecer una visión general, en clave poética o literaria, del mundo hispanoamericano y del mundo en general, gracias a sus elementos míticos o simbólicos. Con la hipérbole como recurso muy frecuente y con un tono humorístico — que no rehúye lo trágico cuando es necesario— el autor ha conseguido un lenguaje muy innovador, pero al mismo tiempo sorprendentemente clásico y accesible al lector medio. Su equilibrio entre realidad y fantasía, su facilidad para engarzar historias y personajes fascinantes, la han convertido en un clásico moderno y en una de las más grandes novelas del siglo xx.
miércoles, 15 de abril de 2015
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